Un mercado que resiste mientras la realidad se complica

La primera semana de diciembre llegó con la misma imagen que ha acompañado a los mercados durante buena parte del año, esto es volatilidad contenida, rangos estrechos y un cierre en positivo que encaja con la estacionalidad de estas fechas. Wall Street inició el mes con avances moderados, en un entorno donde cuesta distinguir si el mercado descuenta estabilidad o simplemente se aferra a la inercia.

La noticia corporativa de la semana fue la compra de los estudios y activos de streaming de Warner Bros Discovery por parte de Netflix por 82.700 millones, una operación que cambia el mapa del entretenimiento. El mercado se divide entre quienes lo ven como un movimiento defensivo para asegurar contenido, y quienes la consideran un riesgo elevado en un sector de márgenes tensos. En Washington también han surgido dudas sobre competencia. Para el inversor, la señal es que la concentración continúa y las grandes plataformas están dispuestas a asumir más riesgo para mantener su posición, algo que puede alterar valoraciones y dinámicas competitivas.

Todo esto ocurría mientras los inversores buscaban claridad en el empleo y la inflación. El dato de empleo privado sorprendió a la baja, pero se vio compensado por mejores lecturas en solicitudes de desempleo y recortes laborales. Y, en lo que quizá es el indicador más relevante hoy, la medida de inflación preferida por la Fed cayó a su nivel interanual más bajo desde mayo. En conjunto, señales que apuntan a un banco central listo para un nuevo recorte de tipos la próxima semana. Una decisión que no solo es técnica…es política.

Porque el contexto político y social que atraviesa Estados Unidos condiciona tanto las expectativas como la lectura de los datos. La segunda presidencia de Trump avanza sin un rumbo económico claro, en un país marcado por tensiones sociales, fracturas internas dentro del propio movimiento que lo sostiene y un desorden institucional que ya afecta a la propia capacidad del Estado para producir estadísticas básicas a tiempo. El ambiente recuerda, por momentos, más a una economía fatigada que a un ciclo expansivo.

El empleo lo refleja con la peor lectura de contratación privada desde 2023, uno de los mayores episodios de despidos en pequeñas empresas desde la crisis financiera, y una acumulación de indicadores que apuntan a un mercado laboral que ha dejado de mejorar. La paradoja es conocida pues si la desaceleración no deriva en recesión, puede ser “buena” para los mercados a través del canal monetario. Pero la línea es fina.

Todo mientras la confianza del consumidor sigue marcando niveles históricamente bajos. El índice de expectativas mejoró ligeramente, pero los niveles generales de sentimiento siguen en zona deprimida, con la lectura de condiciones actuales registrando un nuevo mínimo histórico. Once meses después del inicio del segundo mandato Trump, el país vive su “edad dorada” más extraña pues los ciudadanos no la perciben, el consumo se debilita y el desgaste social aumenta.

Ni siquiera el debate sobre el próximo presidente de la Reserva Federal, probablemente Kevin Hassett, aporta certidumbre. La historia recuerda lo que ocurre cuando un presidente instala a alguien alineado políticamente al frente del banco central. El precedente de Burns bajo Nixon es claro: subidas de 100 puntos básicos en la parte larga de la curva y un retroceso del 11% en el Dow en apenas unos meses. La tentación de forzar los recortes puede terminar desanclando aquello que se pretende controlar.

El BEA volvió a publicar datos tras el cierre del Gobierno. Aunque son cifras atrasadas, confirman que la inflación subyacente sigue moderándose, el consumo real se ha frenado y el “supercore” permanece estable. La economía depende casi por completo del gasto de los hogares, y es ahí donde empiezan a aparecer las primeras señales de desgaste.

Así las cosas, los mercados continúan ascendiendo apoyados en liquidez, tecnología y expectativas de tipos más bajos, mientras la economía real y el clima social dibujan un cuadro mucho más complejo. No es una contradicción nueva, pero sí una que exige atención, pues los ciclos financieros pueden ampliarse más allá de lo que dictaría el ciclo económico, pero no indefinidamente.

La pregunta que deja la semana no es si la Fed recortará, ni si el mercado podrá sostener el ritmo. La pregunta es otra: ¿qué ocurre cuando una economía avanza hacia un punto muerto institucional mientras los mercados descuentan un futuro que requiere justo lo contrario?

Ese es, quizá, el verdadero riesgo de fondo. Y también el motivo por el que conviene leer estas señales con la mirada puesta en lo que vendrá, no solo en lo que vemos hoy.

Niveles técnicos clave

NO SON RECOMENDACIONES de INVERSION. Solo comentarios desde un punto de vista técnico informativo. 

S&P

Desde un punto de vista técnico, el SP500 sigue moviéndose en un rango muy claro, con una parte alta en la zona de 6.885–6.900 puntos y un suelo estable alrededor de 6.650–6.675. Llevamos semanas viendo cómo el índice rebota cada vez que se acerca al soporte y se frena cuando toca la resistencia, lo que deja una estructura de consolidación en máximos tras un tramo alcista sólido.

Ahora vuelve a situarse en la parte alta del rango. Si consigue cerrar por encima de los 6.900 puntos, la lectura es de continuidad alcista, con un primer objetivo natural en torno a 7.050–7.100 por la proyección del propio rango. En cambio, si falla en la ruptura y cae por debajo de 6.650, el escenario cambiaría a una corrección ordenada, con apoyos intermedios en 6.550 y, más abajo, la media de 200 sesiones alrededor de 6.200, que mantiene intacta la tendencia de fondo.

Mientras tanto, las medias señalan que la estructura sigue siendo constructiva pues el precio se mantiene por encima de la de 50 sesiones, lo que muestra que los retrocesos se están comprando.

En resumen, el mercado está en fase de pausa en zona alta, y la clave es sencilla: ruptura por arriba para confirmar tramo alcista o pérdida del soporte para activar una corrección.

S&P 500 Chart

Source: investing.com

BITCOIN (BTC)

El mercado entra en una fase donde la narrativa ya no depende del precio, sino de la consistencia de la liquidez que sostiene cada tramo. La caída reciente del volumen, superior al 90% tanto en BTC como en ETH en cuestión de 48 horas, ilustra un punto crítico donde el interés comprador existe, pero la actividad se ha estrechado hasta niveles en los que órdenes moderadas pueden generar movimientos exagerados. Esta desconexión entre precio y actividad es hoy el principal factor de fragilidad.

En este entorno, bitcoin muestra una estructura más sensible al flujo, mientras que ethereum mantiene un comportamiento relativamente más estable (+8% semanal frente al +3% de BTC), aunque igualmente condicionado por la debilidad de la actividad profunda del mercado. La correlación con activos de riesgo sigue siendo elevada, lo que implica que decisiones de política monetaria o shocks de volatilidad en renta variable pueden amplificarse rápidamente en cripto.

¿Qué vigilar?

1. Retorno del volumen

La señal más importante en el corto plazo será comprobar si la actividad se normaliza tras el desplome reciente. Sin una recuperación clara, cualquier movimiento direccional carece de fiabilidad.

2. Calidad de la liquidez

Spreads estrechos conviven con profundidad limitada. Este patrón indica que el mercado puede parecer estable en superficie, pero es vulnerable a movimientos bruscos en cuanto entren órdenes de mayor tamaño.

3. Comportamiento relativo BTC/ETH

La resiliencia de ETH frente a BTC ofrece una lectura útil sobre dónde persiste el interés institucional y dónde se está retirando temporalmente la liquidez.

4. Correlación con activos de riesgo

El tono de los mercados tradicionales seguirá marcando el sesgo direccional. Un deterioro en renta variable puede trasladarse de inmediato a los criptoactivos dada la sensibilidad actual.

Desde un punto de vista técnico, necesitamos ver precios por encima de los 94K USD con aumento de volumen para dejar atrás el riesgo de caídas superiores. Si lo hace, el camino a los 100K USD podría despejarse. Sin embargo, perder los 88K USD abre el campo al testeo de la zona de los 80K USD que, de perderse, activarían las alarmas con objetivo en los 73K USD.

BTC Chart

Source: investing.com