Cuando las brújulas fallan

Llevo días dándole vueltas a la última rueda de prensa de Powell. No porque esperara grandes anuncios pues no los hubo, sino porque cada frase confirma lo que muchos ya intuimos: la Reserva Federal no tiene un rumbo claro. Habla de datos, pero decide sobre expectativas. Dice que espera señales, pero parece ignorar las que tiene delante.

Y mientras tanto, el mundo se mueve. El conflicto en Oriente Medio ha escalado de forma abrupta, cruzando una línea que los mercados preferían no imaginar. En menos de 48 horas, las amenazas se convirtieron en acción. Y lo que parecía una fase más de tensión localizada se ha transformado en un punto de inflexión, con un mensaje que nos deja claro que la estabilidad energética y geopolítica global vuelve a estar en juego.

Aun así, los mercados mantienen un comportamiento que empieza a parecer condicionado. Un día caen por miedo, al siguiente rebotan por esperanza. Como si todo se resolviera por sí solo. Pero esta vez, algunas señales invitan a una lectura más prudente.

El petróleo ha subido más de un 30% respecto a su media de 12 meses, y la historia es clara pues, cuando esto ocurre, suele ir seguido de recesión en Estados Unidos salvo contadas excepciones. En 2022, los ahorros “postpandemia” amortiguaron el golpe. Hoy ese colchón ya no existe.

En paralelo, los datos macro empiezan a resquebrajar la narrativa optimista. Las cifras de empleo se revisan a la baja, la participación laboral cae, y aun así seguimos hablando de un “aterrizaje suave”. El dólar, por su parte, ya no se percibe como refugio absoluto y según el BofA, nunca tantos gestores institucionales lo habían infra ponderado.

Mientras tanto, bitcoin comienza a moverse con lógica propia. Tras meses de alta correlación con el SP500, esa relación se ha debilitado significativamente. Hoy, la correlación a 30 días se acerca a cero. Esto no implica una dirección clara, pero sí sugiere que flujos, narrativa y percepción de riesgo están cambiando. Bitcoin ya no se comporta simplemente como otro activo de riesgo, pues responde a factores propios como la geopolítica, la regulación, las dinámicas on-chain o el apetito institucional. Para el inversor informado, eso ya es una señal de que algo está cambiando.

¿Qué implica todo esto para nosotros como inversores?

Que la gestión activa vuelve a ser esencial. Que no es momento de grandes apuestas direccionales, sino de mantener carteras bien diversificadas, con sensibilidad al entorno.

En renta fija, veo mayor interés en el tramo medio de la curva, bonos de 3 a 7 años, combinando algo de riesgo corporativo o emergente de calidad. También veo sentido en mantener exposición a activos reales como el oro o bitcoin, no por miedo, sino porque el concepto de “refugio” está evolucionando.

En renta variable, el enfoque debe ser más selectivo. El mercado ha premiado a las compañías con capacidad de adaptación, pero el entorno exige cautela. La inteligencia artificial sigue siendo un motor estructural, pero el sesgo hacia calidad, balance sólido y generación de caja puede ganar peso si la volatilidad repunta.

Además, no podemos ignorar el riesgo político y geopolítico. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas desde Washington pueden tener impacto directo en el dólar, en las expectativas fiscales y en el discurso monetario. Y eso todavía no está plenamente recogido en precios.

¿Significa esto que hay que salir del riesgo? No necesariamente. Pero sí es el momento de aplicar una gestión del riesgo total. Definir niveles de salida, ajustar exposición con criterio y, sobre todo, no confundir rebote con recuperación estructural.

Este ciclo nos está enseñando algo fundamental: los bancos centrales ya no son brújulas fiables. Y los inversores que entiendan eso antes que el resto, tendrán una ventaja decisiva.

Niveles técnicos clave

NO SON RECOMENDACIONES de INVERSION. Solo comentarios desde un punto de vista técnico informativo. 

S&P

Desde un punto de vista técnico, el SP500 no ha podido con la zona de los 6050 puntos que queda ahora como primer nivel clave a superar, antes de pensar en nuevos máximos. Por abajo, primera zona de soporte en los 5850 puntos y extensión hasta los 5780 nivel que, de perderse, abriría serias dudas en los inversores. Llama la atención el aumento de volatilidad observado estas últimas sesiones y el “contango” que presenta la misma. Ese nivel de los 20 puntos hay que seguir vigilándolo como primera nota de alarma. El sentimiento pasa a neutro y estaremos atentos a las noticias macro.

S&P 500 Chart
Source: investing.com

IBEX-35 (IBEX)

Los precios han alcanzado y perdido el primero de los soportes clave en los 13820-13850 puntos. Vamos a vigilar esa referencia de mínimos pues, de volver a perforar esa zona, abre el camino para un movimiento hasta los 13400 puntos primero y los 13000 como siguiente objetivo bajista. El aumento de volatilidad en este caso avisa de la necesidad de gestionar el riesgo y establecer los niveles correctos de salida. Por arriba, hay que recuperar los 14040-14050 puntos para pensar en el desarrollo de un movimiento lateral con objetivo en la zona de máximos.

IBEX Chart
Source: investing.com

BITCOIN (BTC)

Bitcoin sigue atrapado en el rango 98.000-112.000 dólares. Un precio aparentemente estable… en un entorno de todo menos estable: tensiones geopolíticas, escasa entrada de capital y mucha liquidez esperando una señal.

En las últimas 12 horas vimos una corrección relevante tras las nuevas tensiones en Oriente Medio. El mercado reaccionó como un activo de riesgo, y el movimiento se amplificó por más de 450 millones de dólares en liquidaciones, en su mayoría de posiciones largas.

Pero hay algo más de fondo: bitcoin empieza a moverse por su cuenta. La correlación con el SP500, que fue alta durante buena parte de 2024, ha caído en picado. Hoy se acerca a cero, lo que implica que los movimientos de BTC ya no siguen al mercado de acciones. Y eso, en sí mismo, es un cambio de patrón.

Mientras el SP500 cotiza cerca de máximos históricos, bitcoin muestra más debilidad. ¿Por qué? Porque los flujos están cambiando. Porque la narrativa cambia. Porque la percepción del riesgo ya no es la misma. Bitcoin deja de ser tratado como “otro activo de riesgo más” y empieza a responder a factores propios: geopolítica, regulación, movimientos on-chain, adopción institucional…

El volumen sigue siendo mayoritariamente institucional. Más del 90% de las transacciones diarias superan los 100.000 dólares. El inversor minorista permanece en modo observador. Y sin nuevos flujos, no hay nuevos máximos.

Eso sí, ojo a las tensiones geopolíticas pues, pese a la baja correlación antes indicadas, en un momento inicial todos los activos suelen moverse de la misma forma y el impacto puede ser notable. En crudo, sí. Pero también en bitcoin.

¿Y ahora qué?

No hay que forzar entradas. En mercados así, la clave es tener plan, disciplina… y paciencia. Especialmente cuando las campanas que suenan vienen de la geopolítica. Y cuando bitcoin, por fin, empieza a sonar diferente.

BTC Chart
Source: investing.com